Canárias: sobrinha de Arcebispo posa nua...

Escreve o jornalista MIGUEL F. AYALA do "La Provincia" que “ Magdalena Rouco, la sobrina canaria de monseñor Rouco Varela, presidente de la Conferencia Episcopal y arzobispo de Madrid, está casada, es madre de dos hijos y asegura que posar desnuda en Interviú es fruto de "una idea que llevo siete años meditando", explicaba ayer a este periódico. Dice que su actitud principalmente se debe "al desprecio" que el religioso con mayor poder de España "le hizo a mi padre no acudiendo a su funeral" cuando falleció en 2001 a pesar de que "defiende la unión familiar". Además, cuenta que Rouco Varela "siempre se ha avergonzado" de su familia tinerfeña "por ser pobres y humildes" y mantiene que, "si tanto odio muestra a los homosexuales, por algo será".Una mañana de interminables llamadas telefónicas vivió ayer Magdalena Rouco, hija de José Eugenio, un gallego que se instaló en Tenerife procedente de Lugo hace casi treinta años. En esa isla, José Eugenio tuvo a sus hijos y fue allí donde murió hace siete años y donde también supo que su hermano se convertía en arzobispo de una de las diócesis más importantes de España. "Para mi padre", recuerda, "era casi un santo y así nos lo quería hacer ver a todos en casa pero había muchas cosas que demostraban lo mala persona que era ese hombre".La primera vez que Magdalena notó el peso eclesiástico sobre sus hombros "tenía 16 años y, como me quería ir a vivir con mi novio, me obligaron a casarme diciendo que la sobrina de Rouco Varela -entonces arzobispo de La Coruña- no podía compartir el mismo techo con un hombre" sin pasar primero por la vicaría. Su relación con Rocuo Varela continuó en la distancia. Tan en la distancia que cuando en 1998 acudió toda la familia a Madrid para la ceremonia en la que le nombraron cardenal casi ni tuvo contacto con él. Sin embargo, a Magdalena lo que realmente le dolió fue el desinterés mostrado por su poderoso tío "ausentándose del funeral de mi padre cuando Antonio María sabía lo que su hermano le adoraba". También le duelen, "y mucho, las mentiras que nos contó para justificar la ausencia".